Guardaba su temor en lo más profundo de sus ojos, pocos podían llegar a percibirlo.
Su rostro reflejado en el espejo no denotaba el paso del tiempo.

Todo era tan monótono, cotidiano y a la vez tan raro...

5:00 a.m., café cargado con 5 cucharadas de azúcar. Nubes cubren el cielo, escarcha en las ventanas.
¿Su aspecto? El de siempre...


Pierde el autobús. Dolor en los dedos.
(¿Dónde puñeta dejé los guantes?)

···

Viene el autobús, no sube.

¿?

...

(¿Ya estás de vuelta? ¿Tan pronto?)

- Como siempre. Todo como siempre.

Se tira en la cama, mira su colgante.

-Me dijeron que daba suerte··· - comienza el llanto resbalando unas gotas.

¿Cómo apaciguar el dolor de sombra? Le pesa tanto... 

Se queda dormida...

- Sophie, Sophie. ¿Estás bien? Despierta.

Sophie consigue entornar los ojos, al principio siente pánico.

-¿Estás bien cariño? - se dirige a ella con ternura una figura.

Sin remedio alguno a su locura o razón, no importa demasiado, se abalanza sobre aquella figura.

Era la primera vez que se la veía tan radiante.
Era su ángel, su dulce ángel
...caducado...


Pero no tenía importancia, al menos para ella.

2 comentarios:

Marciana Goodman dijo...

Tenemos muchos sentimientos caducados. muchas lagrimas por caducar.
me gusto <3

Mar. dijo...

para el dolor de sombra... :3