No encontraba su sitio, así que se atrincheró en un pequeño rincón donde escuchaba el sístole-diástole de su corazón a destiempo. Pasar desapercibida.
No quería más, solo un pequeño escondite a salvo, donde poder arrancarse su pequeño corazón hueco del pecho y que no retumbara más.

El quemazón de las heridas... era negro.

2 comentarios:

elchicodelmetro dijo...

El corazón nunca lo extirpes. A veces, y sin previo aviso, viene alguien y lo llena de flores. Nunca lo olvides. Llegará.
Un abrazo.

http://elchicodelmetro.blogspot.com.es/

Desidia dijo...

Muchas gracias por tu comentario, y sobretodo por pasarte por mi medio abandonado blog... >-<